Todos los excesos son malos, puede llegar a ser una de las frases más repetidas en nuestra vida en muchos aspectos de nuestro día a día. Si somos conscientes de controlar nuestros impulsos, seremos capaces de disfrutar de lo que estamos haciendo.
Recuerdo en mi adolescencia, al ver algún comportamiento
malo en alguno de mis amigos le preguntaba si era consciente de lo que estaban
haciendo. Ellos respondían: “ Claro! Yo controlo, ya sé cómo funciona mi cuerpo”. Es curioso que esta frase se la oí decir a un corredor de 50 años en
una charla con amigos en la que
aseguraba llevar un excelente auto control del su entrenamiento.
El hambre de devorar kilómetros sin ningún tipo de control
puede llevarnos a múltiples problemas, algunos secundarios como sobreentrenamiento pero algunos más serios perjudicando seriamente nuestra salud. Es
aquí donde radica el trabajo de un preparador físico, un entrenador o una
persona con la formación adecuada para que todo vaya según el orden que
deberíamos respetar en cada momento. A caso, ¿Cuando estoy enfermo no voy a un
médico? o ¿Cuando mi coche se rompe no voy a un taller a que me lo reparen? Yo
en mi caso prefiero confiar en los profesionales.
Por ello la preparación es clave, ya no solo la preparación
física en la que nos ocuparíamos los preparadores físicos, sino en otras
facetas que no le damos importancia pero si no las tenemos bien cubiertas nos
pueden afectar a nuestro rendimiento. Si
tengo unas pautas alimentarias pésimas, buscare a un nutricionista deportivo.
Si los nervios me comen antes de cada competición, buscare a un psicólogo
deportivo. Si me lesiono, buscare a un fisioterapeuta o podólogo. Si noto indicios de tener anemia, acudiré
a un medico.
Por último existe una última faceta. A diferencia de las
otras que acudimos normalmente cuando tenemos un problema, en esta tenemos que
ser responsables de nuestra salud. Por ello la prevención cardiovascular,
revisada por cardiólogos deportivos siendo un examen médico deportivo nuestra mejor
aliada para prevenir cualquier “problemilla” en nuestro corazón. Dentro de este
examen debería existir una analítica bioquímica, una realización de prueba de
esfuerzo con exigencia máxima, una ecografía bidimensional o doppler.
Hay que tener
en cuenta que es necesario para continuar con nuestro entrenamiento con
normalidad, ya que las consecuencias pueden ser terribles asociadas con las
temidas muertes súbitas. Los principales
objetivos del examen son:
- Cribado de patologías susceptibles de provocar muerte súbita.
- Detección de otras patologías que limiten la práctica deportiva.
- Establecer el tipo de deporte y el nivel de competición que se puede realizar en presencia de una determinada disfunción.
- Individualizar la prescripción de ejercicio físico y entrenamiento deportivo.*
- Prevención de lesiones musculo esqueléticas, mediante la detección de factores de riesgo y establecimiento de medidas compensadoras.*
- Informar sobre la práctica de ejercicio físico en condiciones saludables (alimentación, indumentaria, descanso, etc.) y la prevención de lesiones.*
*Recomendado con la ayuda de un profesional de la actividad física y el
deporte. No suele ser así.
Las estadísticas hablan. 9 de cada 10 muertes súbitas mientras
hacemos deporte se podrían evitar haciendo un reconocimiento médico a cada
deportista. Cada vez se ha vuelto más
habitual leer malas noticias sobre
muertes de corredores mientras entrenaban o cuando estaban participando en una
competición. Hay que tener en cuenta que
la principal causa de muerte en los corredores son las enfermedades
cardiovasculares.
Ya existen multitud de carreras donde obligan a los
participantes a poseer con dicho examen médico con antigüedades menores a 1 año.
Este sería un gran paso para la prevención de muertes súbitas o enfermedades
cardiovasculares. A muchos no les suele gustar este tipo de acciones. Hay que
cambiar la mentalidad. De nada nos sirven
las últimas zapatillas que acaban de salir al mercado si nos ocurre un episodio
de muerte súbita por no haberlo previsto.
Las últimas investigaciones se cuestionan si correr es sano
y saludable. Se están estudiando las frecuencias y las intensidades apropiadas
para acercarse a la vida sana. Estas investigaciones hablan sobre intensidades
suaves y livianas con duraciones entre los 30 y los 60 minutos con 3 o 4 días a
la semana.
Así hemos de tener claro que nuestro cuerpo sufrirá una serie de consecuencias fisiológicas al realizar un maratón o un Ultra Trail. Hemos de conocer que no es lo mejor para nuestro organismo. Aunque
sea duro de admitir. Hemos de concienciarnos que hacer una competición donde
estemos rozando el límite de nuestras capacidades no ha de ser lo mejor para
nuestro cuerpo.
Así que cada uno elija que tipo de vida quiere elegir,
es su responsabilidad.
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